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viernes, 17 de octubre de 2014

El barrio de Triana




   Triana es el barrio sevillano que está al otro lado del río Guadalquivir. Hasta el siglo XIX solo estaba unido a Sevilla por un puente de barcas. Su condición de arrabal le ha ido confiriendo una personalidad muy acusada y un carácter que todavía no ha perdido. Es un barrio popular, con mucha vida, famoso por sus tapas y sus bares. Para el que viene a ver Sevilla, es prácticamente inexcusable darse una vuelta por él. Y no solo por verla, sino porque supone cruzar el río y disfrutar las excelentes vistas de la Sevilla monumental que se observan desde el puente o el altozano. La calle Betis, que transcurre por la margen del Guadalquivir, resulta un sitio muy agradable para dar un paseo. Después podemos también conocer la calle Pureza, entrar en Santa Ana, y finalmente terminar nuestra visita en la populosa calle San Jacinto.  


   La historia de Triana empieza con la construcción por los almohades de un castillo defensivo en la otra orilla del río, aunque es posible que ya en época romana hubiese algunos pobladores. Este castillo con el tiempo llegaría a llamarse de San Jorge y será, a partir del siglo XV, la sede probablemente más famosa de la Inquisición en España. Hoy, junto al mercado, todavía quedan restos, en los que se ubica un centro sobre la Inquisición. Alrededor del castillo se agruparían algunas casas, que luego darían lugar a la primera parroquia de Triana, situada todavía en la capilla de San Jorge, también en el castillo.


 

  Santa Ana, su principal parroquia, empezaría a construirse después de la muerte de Fernando III, el conquistador de Sevilla. A partir de ahí, la extensión del barrio iría tomando cuerpo con esta monumental iglesia gótico mudéjar, pero con un personalidad distinta a las del resto de las iglesias mudéjares de Sevilla. Es interesante también San Jacinto, una soberbia iglesia barroca. Más lejos está la capilla del Cristo de la Expiración, pero merece la pena ver el conmovedor crucificado que el pueblo llama Cachorro, una de las cumbres de la imaginería en madera policromada. En este barrio estaban las más famosas fábricas de cerámicas y azulejos, como el taller de Hernando Valladares en el XVI, que inundó América con sus obras, en el XIX  la Cartuja de los Pickman o los Mensaque y en el siglo XX el taller de Cerámica Santa Ana, donde desarrolló su obra el gran pintor ceramista, Antonio Kiernam Flores.




 Triana, famosa por sus artistas, toreros y folclóricas, ha sido el barrio de los gitanos, que se localizaban precisamente en la Cava de los Gitanos y que participan todavía en las fiestas del barrio, la Velá de Santiago y Santa Ana, que se celebra a finales de julio.


José Manuel Benot    

















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