LA CATEDRAL DE SEVILLA (III)

La catedral renacentista

Después del edificio gótico, a la catedral sevillana se le fueron añadiendo una serie de dependencias en los siglos XVI, XVII y XVIII. Las del siglo XVI son particularmente notables porque son elementos relevantes en la estructura del templo y, sobre todo, porque algunas son cumbres del renacimiento arquitectónico español.

El lugar en el que debería estar el ábside gótico lo ocupa la Capilla Real, que preside la patrona de la ciudad, la Virgen de los Reyes. A sus pies se encuentra el sepulcro donde está San Fernando, que fue el que la conquistó y que también es patrón de la ciudad. La capilla es de planta cuadrada, cubierta con una cúpula obra de Hernán Ruiz II, el gran arquitecto renacentista de Andalucía occidental.

La Sacristía de los Cálices fue diseñada en estilo gótico, pero Diego de Riaño, el arquitecto que la finalizó, le añadió algunos elementos renacentistas. Así, en la bóveda central, las nervaduras son meramente decorativas para respetar el estilo inicial.

Fue Diego de Riaño quien dibujó la Sacristía Mayor, un espacio ya plenamente renacentista, que terminó Martín de Gaínza. Todo el recinto está delicada y abundantemente ornamentado en estilo plateresco. Muy interesante la colección de pinturas que actualmente ofrece al visitante.

El Antecabildo, concebido también por Hernán  Ruiz II, es una sala rectangular cubierta con una bóveda de casetones. Está precedido por un pequeño patio.

El acceso desde el Antecabildo a la Sala Capitular es a través de un estrecho pasillo en curva. La Sala Capitular es de planta elíptica cubierta con una bóveda también elíptica, quizá la primera de este tipo en Europa y que precede a los maestros italianos. Esta sala es, en definitiva, una de las cumbres del manierismo español. La bóveda está enriquecida por una serie de obras de Murillo.